El último bastión de la intimidad

No entiendo a las personas que van al baño con el celular, un libro o una revista. Ir al baño es el último lugar que tenemos para estar a solas con nosotros mismos.

Para mi, el baño es el último bastión de la intimidad. Ahí sentada, yo conmigo, me puedo arrepentir de lo que comí o felicitarme por mi dieta. Puedo hacerme promesas de mejorar mi alimentación e incluso de hacer ejercicio si me agarro la panza. Puedo repasar mi día, qué me falta por comprar en el súper, tomar nota mental de lo que quiero decir en una junta, pensar en la inmortalidad del cangrejo y en general ver para dentro en lo que mi intestino me honra con su funcionamiento.

En este mundo en el que vivimos conectados, el baño es el lugar. de silencio y desconexión: si vives en pareja o en familia, es un lugar para vivir tu soledad y empezar un viaje de autoconocimiento. Ir al baño para mi es un alto en el camino en este mundo acelerado. Es una pausa placentera, uno de los tres grandes placeres de la vida.

Es un esplendor, ahí me doy cuenta si mi cuerpo funciona o no, tomo conciencia de parte de mi potencial instintivo. Casi nadie habla de cuando va al baño, pero qué tal cuando no puedes ir.

Ir al baño, no a hacer pipí, si no al baño, es para mi el último bastión de la intimidad, algo que no compartes ni con tu pareja, yo con mi olor y mi caca solos contra el mundo. Así que seguiré iendo al baño sin celular, sin libro y sin revista. Resistiré y. mantendré ese resquicio de intimidad en mi vida.

Ya tengo. lugares y situacionees públicas y privadas. Incluso muchas intimidades que feliz comparto con mi pareja, pero ir al baño, me lo quedo para mi.

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